En los capítulos anteriores seguimos un desarrollo cronológico ligado a los desplazamientos temporales, a partir de aquí agrupamos los trabajos a partir de temáticas recurrentes a lo lago del tiempo.
Las denominaciones dadas a las series pueden en muchos casos resultar arbitrarias o forzadas ya que es posible encontrar cruces de temáticas en una misma obra.
Deportes
En 1988 presentó una serie dedicada al fútbol, que a pesar de ser el deporte nacional de la Argentina y de ocupar un espacio privilegiado en los medios de comunicación, llamativamente no ha sido tratado por artistas nacionales, correspondiéndole a Lavallén el mérito de ser el iniciador de este género.
Como anteriormente en la serie de acróbatas del circo, buscó captar el gesto, el movimiento, trasladando el encuadre y la fragmentación propia de la toma fotográfica a una síntesis visual-pictórica. Lavallén busca un equivalente icónico del lenguaje gestual y casi podríamos decir fónico, en este caso del fútbol, como luego hará con el box. De igual manera que en la serie del circo, el cuerpo en movimiento es central en estas obras.
Las imágenes condensan los pases y las piruetas propias de los jugadores, las expresiones de la hinchada, que conforman los leit motiv de la cultura popular. Trabajó a partir de imágenes periodísticas, donde la cámara fotográfica congela el movimiento, para transformarlas en su propia visión, en una síntesis gestual con el pincel.
El tipo de recortes visuales también provienen de la fotografía, logrando un efecto de close up o primer plano.
Rodin decía que a diferencia de la toma fotográfica, que congela un segundo del movimiento del cuerpo, él buscaba modelar en la arcilla la síntesis visual del mismo. Lavallén pretendió dotar a sus figuras en la síntesis formal del movimiento, de un valor agregado: lograr en el gesto la identidad cultural que la convierta en imagen-signo.
En España, a principios de la década de los 90’ retoma el tema del deporte, esta vez a través del box, pero lo despoja de toda caracterización nacionalista, ya que las figuras están desnudas, manteniendo solamente la indumentaria específica de su deporte (guantes, el boxeador; botines, el futbolista). De esta manera alcanzan una nueva dimensión atemporal, centrando la atención en el esfuerzo físico del pugilato, que evocan una versión secular de los grandes desnudos que acompañan la escenas bíblicas que Miguel Ángel concibió para la bóveda de la Capilla Sixtina.
En estos trabajos utiliza un soporte especial: pinta sobre madera terciada y luego recorta las siluetas suprimiendo el “fondo”, lo que las jerarquiza como forma y las aleja de toda connotación social.
En algunos casos las figuras están identificadas, y representan a campeones como Carlos Monzón o Ringo Bonavena.
Este material fue utilizado para el armado de una muestra-instalación que formó parte del video-arte De los ojos a los ojos realizado en 1995.
En Concordia Lavallén practicó por un breve período y de manera aficionada el boxeo, lo que le permitió conocer con exactitud las posiciones corporales y los gestos propios de esta disciplina y llegar nuevamente a su esencia reduciendo incluso el color a una paleta casi monocroma y carnal.
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