Desnudos

Desde su irrupción en el siglo XV, el desnudo femenino, ha sido uno de los tópicos más recurrentes en la historia del arte.

Primero, bajo la evocación de deidades paganas, los pintores encontraron la posibilidad de representar el cuerpo desnudo de la mujer recurriendo al amparo de la mitología. Las fantasías eróticas se disimulaban bajo los títulos de la mitología, de manera que las damas de la corte que posaron para Boucher o Fragonard eran Venus, Olimpias o Dianas, quedando así al resguardo de la censura y los tabúes impuestos por la sociedad.

ANÓNIMO (1983)
óleo sobre tela 124x154cm
A medida que la cultura se fue secularizando, el desnudo ocupó un espacio cada vez mayor, pero las academias establecieron fórmulas que tendieron a la idealización y al alejamiento de la sensualidad que le es inherente.

Los grandes maestros respondieron con obras que pusieron en jaque las convenciones y que muchas veces provocaron escándalos públicos.

DESNUDO (1986)
técnica mixta sobre tela 150x120cm
De quienes siguieron sumisamente las fórmulas académicas nos hemos olvidado, mientras seguimos admirando aquellos desnudos que la crítica o las instituciones de su época rechazaron. Nada más pensar en la Venus del espejo de Velázquez, La Maja desnuda de Goya, El desayuno en la hierba o la Olimpia de Manet.

DESNUDO (1993)
óleo sobre tabla 99x148cm

La única muestra individual que logró realizar Modigliani fue clausurada por orden de un comisario que encontró, y con razón, que los desnudos del pintor italiano no eran clásicos, sino muy modernos. La misma suerte corrió El origen del mundo de Courbet que causó escozor y se prohibió su presentación en público. Años más tarde esta obra fue adquirida por Jaques Lacan en cuyo consultorio permaneció por años.

MUJER CON SOMBRERO (1989)
óleo sobre tela 130x195cm

En nuestro país El despertar de la criada, que Eduardo Sívori pintó en París, no pudo ser exhibida públicamente y quedó por años circunscripta al círculo privado de sus amigos y colegas.

DESNUDO (1995)
óleo sobre tela 60x130cm

A principios de siglo XX, Egon Schiele fue señalado y marginado socialmente por el gobierno vienés porque sus desnudos contravenían las buenas costumbres y la ética burguesa.

Este género ocupa un lugar central en la obra de Lavallén.

DESNUDO (ESTUDIO) (1992)
óleo sobre tela 146x55cm

Desde sus comienzos en Concordia, trabaja regularmente con modelo vivo. Durante casi diez y siete años lo acompañó la modelo Claudia Nebbia, cuya voluminosa contextura le permitió marcar una vital y carnal relación con el cuerpo, su especificidad orgánica y física. La figura de Claudia, su gordura, contraviene la mesura clasicista del desnudo, excediendo los cánones establecidos. Sin embargo, estos desnudos no caen nunca en lo caricaturesco y alcanzan una singular belleza y sensualidad, son ejemplo de ello: Claudia acostada (1990), Cuerpo y toilette (1993), Cuerpo (1993), Cuerpo (estudio, 1993) y Provocativa 1 y 2 (1998).

CLAUDIA Y CABALLETE (1986)
técnica mixta sobre tela 150x120cm

Con la misma modelo, realizó la escultura en yeso y madera policromada (1994) titulada Victoria, evocando irónicamente a las victorias aladas de la antigüedad clásica, en este caso apoyada sobre una base con ruedas.

VICTORIA (1994)
escultura en técnica mixta 180x130110cm

En la serie de collages Mezcolanzas, variaciones y perversiones (1985), el desnudo femenino es objeto del deseo y de los sueños. Ligados a los estereotipos populares de revistas y almanaques, aparecen dentro de estas pequeñas escenas mujeres de burdel: Casapueblo, Lav Circus o Amanecer criollo.

PLATINADAS DE VALVERDE (1990)
óleo sobre tela 130x195cm

En los noventa Lavallén trabajó en España, pero mantuvo contacto con su modelo Claudia durante sus viajes a Argentina y a través de cientos de fotografías de ella, tomadas por él mismo. Pero en Madrid, incorpora una nueva tipología de mujer, la femme fatale, ligada a los modelos de la iconografía publicitaria. Estereotipo de mujer asociada al deseo masculino, al automóvil, al lujo, a los placeres adultos, en suma, a la ecuación auto-mujer.

HABIA UNA VEZ UN MERCEDES (1991)
óleo sobre tela 81x200cm

En esta serie la figura femenina alcanza una sensualidad casi erótica. Ejemplo de ello son obras como Amazona frustrada (1990), La señorita del Ford (1990), Llévame a casa (1990) o Platinadas de Valverde, donde las mujeres no del todo desnudas se enfrentan en actitud provocativa al espectador, que se convierte en un verdadero voyeur.

AMAZONA FRUSTRADA (1990)
óleo sobre tela 114x146cm

Lavallén no deja de abordar el desnudo masculino, poco o nada común entre los artistas, y el aún más escaso autorretrato desnudo, como Autodesnudo con fondo rojo o Autodesnudo con fondo negro ambos de 1995, dando una muestra más de profundidad al indagar en su propia imagen frente al espejo.

DESNUDO (1984)
óleo sobre tela 150x120cm

Parejas de desnudos

Desde 1985 aparecen los primeros trabajos de desnudos en la cama, que si bien no es una temática frecuente no es en sí una novedad. Sin embargo, la serie de Parejas iniciada en el año 2000 crea una excepcional iconografía de amantes donde la figura masculina de pie lleva colgado sobre sus espaldas el cuerpo de la mujer como si fuera un cazador arrastrando su presa.

PAREJA (1992)
óleo sobre tela 179x107cm

Explícitamente tituladas: El cazador 1, El cazador 2, Espalda solidaria, Arriba la mujer 1, Arriba la mujer 2, Cantar de los cantares, son algunos de los títulos de las obras que rinden homenaje al encuentro amoroso del artista con María.

CAZADOR (2000)
óleo sobre tela 146x89cm


ARRIBA LA MUJER (2000)
técnica mixta sobre tabla 115x67cm

Imponente es la figura central de Pareja/plateados (2001) en la que la calidad carnal de los cuerpos desnudos de la pareja es potenciada al contrastar con el fondo plateado, creando un enfrentamiento visual que acentúa la condición animal y sexual de lo humano.

ESPALDA SOLIDARIA (2000)
óleo sobre tela 100x100cm

Desde el 2000 en adelante se produce un cambio en el ángulo desde el cual es observado el modelo y las posturas están ligadas a la danza.

DESNUDO (2001)
óleo sobre tela 162x130cm

En el 2002 realiza una nueva serie de desnudos en la que el cuerpo femenino es captado en insólitas poses acrobáticas: flexiones, elongaciones y contorsiones que sin embargo se perciben en equilibrio.

El punto de vista del observador varía. La modelo es tomada desde arriba, de frente, en plano inclinado. Las figuras logran una plenitud de movimiento. En algunos casos la soltura y la ingravidez parecen provenir del cuerpo sumergido en el agua.

VERANO (2002)
óleo sobre tela 97x162cm

María nuevamente es la modelo de una serie de desnudos femeninos denominada Blanco y negro de 2001.

El cuerpo es tomado en escorzos sensuales y acrobáticos, que traen a la memoria los ya citados bocetos y estudios que realizó sobre la obra de Géricault, La balsa de la Medusa, como también al famoso Llanto sobre Cristo muerto de Andrea Mantegna del museo de Brera.

INVIERNO (2003)
óleo sobre tela 100x100cm

Lavallén compone a partir de una síntesis y una fragmentación de los miembros sin antecedentes en su obra, trabajos que elevan el estudio o boceto al estatus de la pintura, ya que se trata de acrílicos sobre tela y en los que la pintura es tratada en algunos sectores como una tinta o aguada.

La búsqueda de una belleza sensual que no reniega de lo terrenal, nos lleva a pensar en la estética de Pasolini o Bertolucci. Sin lugar a dudas, las preferencias y referencias al arte italiano son evidentes en otra “cita” de un fragmento de los condenados del Juicio Final que Luca Signorelli pintó al fresco en la catedral de Orvieto (1499-1503). La versión de Lavallén es un refinado dibujo con grafito, tinta y acuarela sobre papel, Condenados (2001), que amalgama el tema escatológico con el amor de la pareja.

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